Tabú del pelo

"...Si se considera la cabeza tan sagrada que no podía ni tocarse sin grave pecado, obvio es decir que el corte del pelo fuese una operación difícil y delicada. Las dificultades y peligros que desde el punto de vista primitivo rodeaban la operación eran de dos clases: la primera, era le peligro de inquietar al espíritu de la cabeza, que podía dañarse en el acto del corte y vengarse de la persona que le molestaba, y la segunda, era la dificultad de de disponer de los mechones esquilados. Porque el salvaje cree que la conexión simpatética que existe entre él y cada una de las partes de su cuerpo continúa existiendo después de romperse la conexión física y, por consiguiente, el sufrirá cualquier daño que pueda sobrevenir a las partes separadas de su cuerpo, como los recortes de uñas y pelo. De acuerdo con esto, toma precauciones para que estas partes separadas de si mismo no sean abandonadas en sitios donde queden expuestas a un daño accidental o a caer en manos de personas malvadas que hagan hechicería con ellas para perjudicarle o matarle. Tales peligros son comunes a todos, pero las personas sagradas, sobre todo, tienen que temerlos más que el vulgo, así que las precauciones que tomen serán proporcionalmente más severas. El camino más sencillo para evitar los peligros del corte de pelo es no cortarlo; este es el expediente a que se acogen cuando piensan que el riesgo es máximo respecto al usual. A los reyes francos no se les permitía cortarse el pelo; desde su niñez tenían que atenerse a esta regla y rapar los largos rizos que les caían por la espalda hubiera sido tanto como renunciar a sus derechos al trono. Cuando los malvados hermanos Clotario y Childiberto codiciaron el reino de su fallecido hermano Clodomiro, se apoderaron con engaños de los dos sobrinitos, los dos hijos de Clodomiro, y enviaron a París un mensajero a la abuela de los niños, la reina Clotilde, portador de unas tijeras y de una espada desenvainada. El enviado mostró las tijeras y la espada a Clotilde, rogándole escogiera si las criaturas debían ser rapadas para vivir o morir con sus melenas. La orgullosa reina Clotilde replicó que si sus nietos no habían de alcanzar el trono, los prefería mejor muertos que tonsurados. Así, ellos fueron muertos por la propia mano de su despiadado tío Clotario."

James George Frazer, La rama dorada, Fondo de Cult Económica, pág. 276.

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Clotardo I mata a su sobrino mientras Clotilde llora (manuscrito del siglo XV): 

















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Retrato de Clotario I, Rey de los francos, de Jean Du Tillet:

2 comentarios:

ARTELUDOVICA dijo...

por eso, en la pauliqueria se le da vida a nuevas figuras que se sepan defender solitas, ¿no?

ARTELUDOVICA dijo...

arteludovica es sinonimo de sinonimo